“Lo primero que hay que hacer para salir del pozo es dejar de cavar”. Proverbio chino.

NO PODEMOS RESOLVER PROBLEMAS PENSANDO COMO CUANDO LOS CREAMOS. Albert Einstein

“Si a alguien le indigna más ver un contenedor ardiendo que una persona comiendo de él, tiene que revisar sus valores”

Sobre los poderes de siempre y los emergentes: "“No nos parece mal que nos muerda un lobo, pero a todo el mundo le saca de quicio que le muerda una oveja". Ulises de Joyce, Cap. 16




viernes, 28 de septiembre de 2012

Tema "El retorno" (ejercicio de Taller)



La segunda mejor mecedora



Coño Abelardo, qué susto, le dije a mi hermano cuando me encontré balanceándose sola la primera mejor mecedora al volver de la cocina con hielo en el vaso en el que me iba a servir el bourbon.

Le estuve esperando un año, por eso que dicen de que los suicidas pasan un tiempo confusos por ahí, pero tras ese tiempo pensé que le había pasado como a Papá y ocupé la mecedora buena. Claro que, como ya vivía solo en casa, era más una cuestión de comodidad que de prestigio. No hay ni que decir que, al percibir su retorno, respeté su primogenitura y me llevé el vaso con hielo a la mesita de la segunda mejor mecedora, trasladando después la botella, el cenicero, el tabaco y el mechero. En casa, los hombres, hemos sido de mucho beber, mucho fumar y mucho hablar entre nosotros
La elección y disposición del mobiliario no era fruto del azar, sino una muestra de respeto dentro de la familia; una familia con sus manías, como todas, pero con un respeto excesivo a la posición jerárquica. La segunda mejor no solo era un poco peor que la primera, sino que además la mesita de al lado estaba, a propósito por supuesto, a una altura inferior y resultaba menos cómoda. Cuando Papá envió al Abuelo a la residencia, pudo ocupar por fin la primera, mi hermano gemelo Abelardo, que había sido el primero en nacer, la segunda. Para mí había un sillocinto de esos que no tienen brazos, sino que por el lateral suben una especie de paredes con un borde que no te permite apoyar los brazos y quedas encajonado. Algo bastante conveniente al poco prestigio que tenía en la familia. Tienes una conversación bastante insulsa, me decían a veces Papá y Abelardo. Eso me cabreaba, porque allí remetido, sosteniendo sobre los muslos la copa, el tabaco, el mechero y el cenicero, bastante tenía con concentrarme en no echarme encima la bebida y las colillas. Confieso que no siempre lo conseguía.

 Hasta donde puedo recordar, en mi familia siempre había un padre que tenía un solo hijo varón, a los que les correspondían respectivamente la mejor y la segunda mejor mecedora. Muerto el padre, el hijo huérfano pasaba a ocupar la primera y el nieto la segunda. Era una disposición temporal, porque el fallecido reaparecía, la mecedora se ponía a balancearse sola y, durante un tiempo indeterminado (nunca se entendió muy bien por qué y cuándo retornaban; y menos todavía por qué un día desaparecían para siempre), el nieto retrocedía un puesto jerárquico y pasaba al silloncito incómodo que carecía de mesita auxiliar. Las mujeres tenían un sofá y unas sillas de enea. Nunca, ninguna de ellas, sintió el menor deseo de retornar (o dicho más científicamente, sin juicios de intenciones, ninguna lo hizo).

El regreso de mi abuelo fue inmediato. En sus últimos años de vida, a mi padre el abuelo le sacaba de quicio, porque la verdad es que tenía un carácter imposible; también porque, dada su longevidad, a mi padre le parecía injusto tener canas y seguir ocupando la segunda mejor mecedora, cuando ya tenía dos hijos varones crecidos (Abelardo, el primogénito, en el silloncito, mientras yo me las apañaba en una silla de enea). Así que, aunque el abuelo montó un lío de mil demonios, lo metió en una residencia de las baratas. Regresó tan rápido que nos enteramos de su muerte antes de que nos avisaran de la Residencia. Mamá, que tenía un problema de azúcar en sangre, se levantó para hacer pis, vio que la mejor mecedora se balanceaba y nos despertó a todos para anunciarnos que Abuelito se había muerto. Cuando nos llamaron de la Residencia, ya estábamos todos duchados, bien peinados y vestidos de luto.

Papá llevó tan mal tener que retroceder a la segunda mecedora, que cogió la costumbre de salir a por tabaco y no volver en varios días, para cenar algo en la cocina y acostarse. En cuanto se levantaba, se iba a por tabaco y otra vez lo mismo. Así que nos acostumbramos a que el abuelo ocupara la mejor, en plan muy tranquilo, Abelardo la segunda y yo el silloncito. Cuando murió Papá, el Abuelo desapareció. Ya digo que no sabemos cómo funcionan esos primeros años de la muerte en los que el espíritu no se decide a despegarse del mundo, pero parece evidente que su presencia sutil en casa tenía como único objetivo joder a su único hijo; por lo de la Residencia, supongo.

A Papá, en cuanto murió en la calle como un borracho, ni estaba en casa ni se le esperaba: la vida familiar había sido un infierno para él. Supongo que en algunas tabernillas que me sé de vez en cuando se caerá un taburete.

Ya he dicho que mi padre, en contra de la tradición, tuvo dos hijos varones: mi hermano Abelardo y yo, Benito. Gemelos, pero Abelardo fue el primero en nacer y fue bendecido con la primogenitura. De haber sido trillizos, el tercero se habría llamado Ceferino, por mantener el abecedario y honrar a un tío materno; pero fuimos dos (yo quedé marcado para siempre por mi posición servil).  Jodido. Y de nuevo estábamos los dos, solos y juntos hasta que yo muriera o él terminara la preinscripción a donde quiera que acabara yéndose.

Mira, Abelardito, dejemos las cosas claras, le dije. Siempre le había jodido el diminutivo y ahora podía saber que se lo decía para fastidiar. Los muertos lo saben todo, así que podríamos haber conversado con el pensamiento, pero a mí me apetecía hablar, ya que tenía a alguien con quien hacerlo. Y muchas cosas que decirle con mi propia voz. Los dos sabemos que me jodiste la vida desde antes de nacer, que ya tenía la cabeza dispuesta para salir y de un empujón colocaste las nalgas, provocando una salida tuya poco airosa que me retuvo, casi asfixiado, en una esquina. Nací el segundo y fui más enclenque, menos listo, menos guapo que tú. Me obligaste a llevar una vida de segundón. Ahora mismo, con tu retorno, me devuelves a ella, pero... esta vez llevo yo la voz cantante y soy el que te puede animar un poco la vida, o lo que sea que tienes.

Había notado que se acercaba a mí y aspiraba el humo de mi cigarrillo, que tomaba una trayectoria recta y luego se esponjaba. Así que le puse un cenicero en su mesita con un cigarrillo encendido. También añadí una copa de brandy, que era lo que le gustaba a él, por si tenía capacidad de absorber los alcoholes. Y vaya si la tenía: llegamos a tener conversaciones en las que le tenía que rellenar la copa hasta tres y cuatro veces. Cierto que luego todo acababa en la rejilla de la mecedora y en el suelo, pero vivíamos solos y la limpieza no nos preocupaba demasiado.

Fuiste el primero en todo, lo sabes, menos en una ocasión. Fui yo el que conoció a Marta, me gustó y creo que le gusté. Pero apareciste tú y te la llevaste. Soy químico y no me costó mucho envenenarla poco a poco y sin dejar rastro. No pensaba que te fueras a suicidar por amor a ella; era lo que menos podía pensar de ti. Pero así fueron las cosas. Ahora ya lo sabes; en realidad no sé desde hace cuanto tiempo lo sabes. Lo hice para joderte la felicidad, creyendo que acabaríamos envejeciendo juntos como buenos hermanos; hechos unos cascarrabias. Hasta fantaseaba que encontrarías en mí, en realidad el asesino de tu novia, un consuelo en la vida.

Y ahora, ¿qué?, Abelardito. Espera que te dejo encendido otro cigarro. ¿Has venido a joderme o a portarte bien, pagando tus culpas por todo el daño que me hiciste? 

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Antes fuera y ahora dentro, pero sirviendo siempre a mi Señor


La práctica de las “puertas giratorias”, en las que los hombres de la gran empresa se infiltran en los partidos más amigos de la gran empresa, actúan como cargos públicos y luego regresan a su empresa, se aceleró con Bush (los abogados de Monsanto ocuparon importantes puestos en la judicatura y en los ministerios desde los que podían favorecer a su empresa). Todo el mundo viene de un sitio, pero hay veces en los que se ve copn claridad meridiana que han llegado a lo público para trabajar por su sector privado.

(Recibí este mensaje:)

Érase una vez un comerciante de armas cuya empresa fabricaba bombas de racimo que vendía, entre otros, al gobierno de su país. Y resultó que su país firmó un convenio internacional contra esas bombas, que dejó de comprar. Entonces el comerciante denunció al gobierno por dejar de comprar esas armas (supongo que habría un contrato con la empresa fabricante que le comprometía a unas compras con sus correspondientes pagos).

 Y resultó que hubo un cambio de gobierno, y el nuevo presidente tuvo la ocurrencia de nombrar como ministro de Defensa a dicho comerciante de armas: ¿alguien lo puede mejorar? 

Ahora el comerciante, transmutado en ministro, pagará a su antigua empresa la indemnización correspondiente, un pellizquito de 40 millones de euros.

 PREGUNTA: ¿de qué país y de qué época son estos hechos? ¿del quinto
 mundo? ¿de un pasado oscuro? La respuesta a continuación.

 El Ministro de Defensa de España pagará 40 millones a su antigua empresa por prohibir las bombas de racimo.  Pedro Morenés, Ministro de Defensa, fue consejero de la empresa de fabricación de armamento Instalaza entre 2005 y 2007. Después ocupó el puesto de representante hasta el 4 de octubre de 2011, según recoge el Boletín Oficial del Registro Mercantil. Instalaza fabricaba bombas de racimo.

El 31 de octubre de 2011, el diario Cinco Días reveló que Instalaza había decidido recurrir a los tribunales para pedir que el Gobierno le indemnizara con 40 millones de euros en concepto de desagravio por la prohibición del uso, almacenamiento y fabricación de las bombas de racimo en España como consecuencia de la firma del Tratado de Dublín. Sin embargo, esta empresa ya había anunciado en mayo de 2011, cuando Morenés era su representante, que pediría una compensación económica al Ejecutivo en concepto de "daño emergente y lucro cesante".

Hoy sabemos que Instalaza venderá la deuda a una tercera empresa que a su vez la revenderá y finalmente el ministro pagará diciendo que no es su empresa la que cobra. El dinero saldrá de los impuestos de todos, naturalmente. Nuestro dinero pagando bombas que mutilan a niños. Porque las submuniciones esparcidas por las bombas fabricadas por Morenés tienen un rango de fallo de entre el 5% y  30%, por lo que pueden quedar bombas enterradas sin explotar siendo peligrosas tiempo después de terminada la guerra. Especialmente para los niños por sus formas llamativas, como pelotitas de tenis o latas de refrescos. Porque es así como las camufla la empresa del Ministro.

¿De verdad no había en todo el país otra persona que pudiera ser Ministro de Defensa?

POR FAVOR, MOVEDLO A TOPE PORQUE ES DE LOS MAYORES ESCÁNDALOS QUE ESTÁN PASANDO ... que ya es decir mucho



(Este mensaje tuvo esta réplica)


Hola, por si hay algún despistado que no ha leído este mensaje sobre Morenés solo quiero insistir en que se lea y se difunda. Es algo demasiado inmoral e indigno como para que quede en el tintero.

Con 40 millones de euros podríamos volver a España muchos científicos a través de, por ejemplo, mayor cantidad becas del programa Ramón y Cajal. Científicos que estudiamos cómo mejorar la vida de la gente y para ello cobramos muy poco. Pero no, no volveremos porque ese dinero de todos se va a emplear en pagar a un ***** porque está agraviado por no poder vender bombas de racimo. Y encima ese enorme ****** que hacía negocio con ese generador de muerte aleatoria sobre la población civil a largo plazo (bombas de racimo) es ahora ministro de defensa.

Vamos bien


sábado, 22 de septiembre de 2012

Dime si no te ha pasado alguna vez



Dime si no te ha pasado alguna vez que, en mitad del día, la luz se pone de un violeta violento y el día, indeciso, no sabe si virar bruscamente a lo oscuro o regresar al celeste blanco del principio.
Es solo un segundo de desconcierto del cosmos, que se reajusta sobre la marcha.
Pero un segundo puede ser mucho más que lo que transcurre entre un tic del reloj y el tic siguiente. Da tiempo para todo.
Tú solo dime si te ha pasado alguna vez, si me comprendes; o si también esto son solo cosas mías.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Lara Moreno me va a amaestrar


Es mi proyecto-estrella para este curso. Es cierto que a escribir se aprende escribiendo, a cocinar cocinando, a pintar pintando. Pero los cocineros y los pintores no se toman a mal el aprender de alguien que les enseñe los trucos básicos. Ya sé que escribir requiere querer hacerlo y encontrar la propia voz: eso es un trabajo solitario. Pero ¡hasta David Foster Wallace asistió a esos talleres con maestro! Y no le fue mal. Además, tengo un motivo oculto: en mi taller de siempre, donde nos enseñamos unos a otros, sin maestro, tenemos de momento dos “virtuales”. No viven en Madrid y participan con nosotros enviando sus relatos para que los leamos en voz alta y luego, en un blog privado, los ponemos y nos alabamos y nos despellejamos un poco. Amistosamente entre nosotros. Pues uno de ellos hizo el taller online de Lara y ahora me cuesta encontrarle las cosquillas. Me da un poco de rabia.


Ahora Lara anuncia el taller online y el presencial, al que voy a asistir. Lo suyo sería decir vais a esta entrada de su blog y lo leéis. Donde lo anuncia. Pero como temo que os pasa lo que a mí, que no clico un hipertexto jamemáten. Pues lo copio y lo pego de arriba abajo.

Esto es lo que ha escrito Lara. ¡Ah!, y solo pongo la foto del taller presencial, que es al que voy a asistir. Si alguien quiere ver el taller online, tendrá que clicar para encontrar las pequeñas diferencias.



Extraña forma de promocionar dos talleres de escritura


Tenía muchísimas cosas que contar. Ese tipo de cosas de cuando aparentemente no hay actividad pero en realidad todo cae frente a tus ojos a velocidad de rally o de competición de moto acuática pero una vez más El Tiempo 
bueno ya sabéis de lo que hablo
(de lo que siempre hablo)
(esa frase adoptada de tu madre: me acabo de sentar, no he parado en todo el día, ah, ¿ya pasó otra semana?)
pues eso
El Tiempo 
Ese Gusano Escurridizo
(y demás).
Por ejemplo quería contar que efectivamente el verano fue como esperaba.
También que he tenido el placer de participar en nuevos libros: libros que se merecen una entrada aparte. 
Que el regreso a Madrid tiene la contradicción del aire calcinado frente a la liberación de su pluriempleo emocional, su adolescencia incansable. 
Que leer poemas de Cortázar (esos poemas que tanta gente tacha de malos pero que no dejan de ser Cortázar y punto) junto a varios amigos y una botella de mezcal traída de México es la mejor bienvenida a los fantasmas. 
Que en la plaza Antón Martín han sustituido un Burger King que hacía esquina por otro comercio más de ropa china quizá para mayoristas y también para minoristas y ese es un buen resumen de nuestra macabra economía (ah, no crean que Burger King ha sido derrotado, solo se ha mudado unos metros en calle Atocha, quizá ocupa ahora un antiguo comercio de ropa china). 
Bueno, vale, en Callao han abierto una estupenda librería de ciudad-con-glamour. Es inevitable que se te caiga la baba al entrar.
Como veis, tenía muchas cosas que contar. Incluso alguna interesante.
Pero de verdad que voy corriendo detrás de mí misma y que avanzo a través de los días y ya estamos en septiembre y quiero hablar de algo importante porque este año vuelvo a abrir la convocatoria para el taller online y abro una nueva convocatoria para un taller presencial en un lugar precioso de Madrid (pequeño, blanco y precioso). 
Si pincháis en las fotos podéis ver la información del programa, el precio, la duración, el lugar del presencial, la metodología del online. Sí, los carteles son casi iguales. Pero no iguales del todo. 
Ojalá tuvierais tiempo y ganas para subiros conmigo a este barco. 
Prometo que. 
Gracias. 




(he comprobado que en su blog se ve mejor)


viernes, 7 de septiembre de 2012

El problema erótico de la falta de ganas (Taller)


[El bonito tema del Taller de esta semana era la “hipotaxis”, que aunque se presta a muchos chistes en realidad es algo tan sencillo como la subordinación oracional en los párrafos. O sea, como suelen hacer los franceses, Proust a la cabeza, cuando empiezan una frase y la van enredando con subordinaciones, paréntesis intermedios, guiones dentro de los paréntesis y todo tipo de subordinadas, de manera que tienes que ir constantemente hacia atrás porque entre el sujeto y el predicado hay 27 líneas y ya no te acuerdas de cuál era el sujeto. Lo he llevado al extremo de que solo tiene el punto final.

En los relatos del Taller siempre pongo “Ejercicio”, porque pueden quizá ser la base de relatos verdaderos. En este caso no: como la escritura hipotáctica se te puede ir de las manos poniendo lo que se te ocurra en cada momento, lo he trabajado con un plan de hierro, escribiendo primero en una hoja todos los temas, subtemas,  entre-subtemas, lo que quería decir y lo que quería ocultar. Puede gustar o desagradar; es posible dejar de leerlo a la décima línea; pero tiene un plan perfecto, he escrito exactamente lo que quería y no quito ni pongo nada más. Lo doy como relato cerrado que firmo como mío.
 Además, he aprovechado para tratar cierto asuntillo interno del Taller: es un Relato-Manifiesto].



El problema erótico de la falta de ganas

Que apetezca no es suficiente, porque vale, reconoces que sí te apetece follar, pero el cansancio es mucho mayor y la apetencia no basta, a diferencia de lo que le pasa a tu compañera o compañero, porque ella (es mejor darle este sexo para no andar todo el rato añadiendo esa “o” —que es una de las cosas que de verdad me molestan; puedo aceptar el “Damas y caballeros” al comienzo de un espectáculo de circo o de un burlesque de provincias, porque ya no están todo el rato con lo mismo—, que es una tortura cuando se lee, pero si se escucha pasa al grado  de insufrible, así que lo mejor es que si usted tiene compañero, piense en él cuando me refiera a una hipotética y generalizada “ella”) no tiene una simple apetencia de follar, sino unas ganas bien asentadas, una de esas ganas que mueven el mundo, si el asunto, cuando va más allá de un polvo, es importante y de gravedad, o al menos ponen en orden los asuntos personales o marcan el inicio de un fracaso que es muy difícil, y quisiera recalcar en este caso el adverbio “muy”, impedir que el fracaso vaya cogiendo carrerilla hacia la línea del abismo (es decir, tú te dormirás agradecido a la vida, pero en la primera media hora, en esa conversación emocional soterrada, que va de cerebro a cerebro, te están inoculando unas sensaciones por las que como mínimo despertarás con tortícolis, o al menos sin esa sensación de sueño reparador), y eso como no suceda que despiertes con ganas de, porque en ese momento no convendrá para nada que acerques inocentemente (¿es válido usar “inocentemente” para estos asuntos?) el miembro al que ahora ya no solo le apetece, a diferencia de lo que le sucedía la noche anterior, sino que tiene ganas verdaderas, a la persona que se durmió tarde, con un fuerte componente de rencor hacia ti y después de haberse aliviado en unas condiciones poco óptimas, que tampoco estoy diciendo con lo anterior que en toda situación en la que se produzca un conflicto entre la apetencia y las ganas, aunque haya que darle una salida, el final haya de ser de rencor, pues puede ser que se solucione el conflicto con respeto, amistad y deseo de que algún día, de cualquier manera (y digo lo de “cualquier manera”, no en el sentido de una cosa mal hecha, como nos decía el maestro cuando nos ponía un cero a un trabajo que sí, ciertamente, habíamos hecho mientras dedicábamos la atención no al trabajo escolar, sino a la conversación de nuestra madre con las vecinas —lo que acepto que tiene poca lógica, ya que jamás prestábamos atención a lo que decía nuestra madre en momento alguno de nuestra vida; salvo, y ya es mala suerte, cuando debíamos escribir una redacción sobre “los romanos” que incluyera las escasas nociones que teníamos de ellos: más bien nos quedábamos empantanados en cuanto escribíamos “Los romanos se llamaban así porque eran de Roma”; pero el caso es que precisamente en esos momentos la conversación nos resultaba atrayente; cosas que pasan—, y las escuchábamos a las vecinas no apoyados en la mesa, mordisqueando el lápiz porque luego olía muy bien, sino como si, derribados, hubiéramos caído sobre la mesa, posición esta en la que era imprescindible que una parte de la cara, generalmente la contraria a la de la mano que sujetaba el lápiz, quedara pegada a la superficie, lo que resultaba molesto si la mesa estaba cubierta por un tapete de ganchillo que dejaba marcas en la cara), con lo que, con la información de estos paréntesis, está ya claro que “de cualquier manera” no significa “mal”, sino de un modo que todavía no sabemos cuál puede ser, que queremos dulce, de los que dejan puertas abiertas, pero sí sabemos que será, tal como puede pasar, por poner un ejemplo, en un Taller de escritura al que a casi todos sus miembros les apetece pertenecer, pero con el tiempo han ideo perdiendo las ganas de participar activamente, por lo que si van es, como mucho, para escuchar con ganas el trabajo de otros, y compartir activamente las bebidas del antes, el durante y el después, pero ya perdieron las ganas de escribir, con lo que los poquísimos que van con el relato escrito se dan cuenta de que las ganas se les van convirtiendo en una simple apetencia, que está muy bien —personalmente reconozco que los “apetitos” son los que me mantienen en pie—, pero le lleva a pensar a uno que un día no se presentará nadie al Taller, ni siquiera se subirá un Acta al blog privado, a lo que se podría añadir una sensación de autoculpabilidad que impediría siquiera enviar un mensaje para preguntar lo que ha pasado, no ya un “qué está pasando”, que es una pregunta que conduce a la acción, como un principio de actividad, sin un “qué ha pasado”, que es una pregunta de perdedores de bienes intangibles que se reconocen ya como perdedores, como una muerte en la ignorancia que de antemano produce una gran tristeza que debería impulsar, me refiero a los miembros del Taller, a aclarar las cosas para que no llegara a producirse, pues somos adultos y es mucho mejor reconocer que no tenemos ganas, de manera que cada uno de sus miembros se alivie a su manera, pero sin rencor, en lugar de hacernos los locos y desaparecer sin más cualquier día nublado del otoño.


martes, 4 de septiembre de 2012

Malasaña vuelve a bullir



Lunes 7

Ricardo Ranz

"Psicografías Literarias II"

Inauguración, 7 de septiembre en Tipos Infames, c/ San Joaquín, 3, a las 20:00 horas

Exposición de pinturas sobre autores, libros, temas literarios. En distintos formatos y con distintas técnicas. Lo que he podido ver, es impresionante.

Abajo, La leyenda del santo bebedorBartleby y Oblomov









Domingo 9 (atención, por razones farandulares, la actividad pasa del sábado 8 al domingo 9)

Nel Palazzino d’Aroa, es decir su casa, nos reuniremos a las 7 a leer poemas de Cortázar y beber el mezcal con gusano que la poeta se ha traído de México para esta ocasión. Quien conoce su dirección, puede ir directamente. Para quien no la conozca, puedo llevar a quien quiera y, a la derecha arriba, en este blog, tenéis mi dirección de correo para contactar. 

Cuando terminemos... pasará lo que tenga que pasar.